El Barcelona sigue demostrando que cuando el fútbol no le acompaña aparece el estamento arbitral para resolverle el problema, algo que ha sucedido una vez más en esta jornada liguera.
Lo sucedido esta noche en el estadio Olímpico Lluís Companys es un escándalo, que será muy difícil de olvidar.
Los dirigidos por Xavi Hernández vencieron 3-2 al Celta de Vigo, en un duelo que se puso muy de cara para los celestes, pero los desaciertos ofensivos de los de Rafa Benítez y las malas decisiones de Mario Melero López, apoyado en el VAR por Alejandro José Hernández Hernández, resultaron determinantes.
El equipo visitante se fue al descanso con 0-1 en el marcador, pero en la reanudación ya se vio que el colegiado del partido sería protagonista.
Mario Melero López se tragó un penalti de Gavi a Jonathan Bamba en el minuto 49, momento en el que el futbolista gallego se disponía a rematar a puerta, pero una agresiva entrada del español por detrás acabó con las posibilidades de gol del Celta, acción en la que no intervino el VAR.
Por si esto fuera poco, los encargados de impartir justicia no le mostraron la tarjeta roja directo a Robert Lewandowski, quien se mandó un plantillón a Carl Starfelt, pero los árbitros miraron para otro lado.
Ya cuando el partido expiraba, el desgaste de los celestes, así como la calidad de los culés afloraron, lo que fue determinante para que los de Xavi le dieran la vuelta al marcador.
Ahora los azulgranas son líderes de LaLiga, pero no por derecho propio, a la espera de que el Real Madrid juegue este domingo contra el Atlético de Madrid en el Cívitas Metropolitano.