Le estaba costando al Real Madrid, hasta que Bellingham se saca de la manga un golazo, un trallazo para poner el empate y para creer en la remontada.
Después de toda la polémica vivida durante la última semana, por fin llegaba el sábado y a las 16:15 hora española, Gil Manzano se llevaba el silbato a la boca para que comenzara el primer Clásico de la temporada.
La victoria del Girona ante el Celta obligaba a los de Carlo a buscar los 3 puntos si querían seguir en lo alto de la tabla. Pero también para dar el primer golpe a los culés en Liga.
Es cierto que los dos equipos llegaban con una victoria en Champions, aunque con más sufrimiento de lo esperado. Quizás eso provocó los cambios en el ’11’ con un Ancelotti buscando tener piernas frescas en sus chicos.
Pero la cosa no le salió. El Barça se adelantó gracias a un regalo de la zaga madridista y a los merengues les costaba, hasta que Bellingham quiso presentarse en sociedad en los Clásicos.
Sacó su fusil para lanzar un cañonazo que se coló en la portería de Ter Stegen. Jude confía en la remontada y pone a los merengues con la energía que necesitaban.