El central brasileño fue una de las notas positivas en Girona
El Real Madrid abandonó Montilivi salpicado por otro empate insípido (1-1). Un punto que, de nuevo, vuelve a saber a derrota. En esta ocasión, la ausencia de la victoria dejó al cuadro blanco en el segundo escalafón de LaLiga EA Sports. Uno de los mejores de la noche fue Éder Militao.
El zaguero brasileño volvía a la titularidad tras caer lesionado con su selección en la antesala del encuentro doméstico ante el Elche. En tierras valencianas causó baja, al igual que en el Georgios Karaiskakis de El Pireo. Cuando no está presente… se nota. Salta a la vista.
Militao salió de Girona insuflado de confianza, con el convencimiento de que la dolencia no le ha alejado ni un milímetro de su nivel. Compartió espacio junto a Rüdiger, que no jugaba desde finales de agosto, y ambos moldearon una buena amalgama defensiva. No cabe duda de que la veteranía pondera mucho.
El gol entre ceja y ceja
El internacional con Brasil, pétreo en la zaga, estuvo cerca de anotar. En el primer periodo, durante los últimos latidos previos al descanso, Gazzaniga tuvo que volar para despejar el testarazo inapelable de Éder Militao. Tras el receso, más de lo mismo. Un copia y pega. Déjà vu. El guardameta local también evitó la diana del jugador del Real Madrid.
En la segunda mitad, el conjunto capitalino opositó para la remontada; sin embargo, el tino hizo mella. «El equipo ha tenido ganas de sobreponerse al 1-0. Hemos tenido 3 o 4 ocasiones bastante claras dentro del área para meter el segundo gol y ganar», apostilló el técnico tolosarra ante los medios de comunicación en la rueda de prensa del estadio gironí.
A lo largo de los segundos 45 minutos, Militao apenas sufrió. Contestó con contundencia a las acometidas de un Girona que veía con buenos ojos el reparto de puntos. Este próximo miércoles, en San Mamés, el ‘3’ madridista volverá a ser el timonel en la retaguardia.