La semana negra del Real Madrid ya es historia. Las altas esferas del club han decidido pasar página tras unos días bastante tensos por los resultados del equipo. Courtois evitó una goleada en Anfield y los jugadores, lejos de mostrar una reacción en el siguiente partido, plasmaron una imagen de desidia total contra el Rayo.
El Madrid se quedó sin pólvora. Ni un solo gol en dos partidos consecutivos. Además, corrieron menos kilómetros que Liverpool y Rayo Vallecano. Si Mbappé no está fino, el equipo se desmorona. El francés lleva el 53% de los tantos del Real Madrid, más que la mejor temporada de Cristiano 2014-15 (38%) o la de Messi 2011-12 (39%).
Una Mbappé-dependencia que no tendría que acentuarse teniendo en nómina a figuras como Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Deben aparecer más. Lo mismo para Brahim o Mastantuono. Tampoco, hay que decirlo, Xabi ha dado oportunidades a Endrick o Gonzalo para paliar esta situación. La productividad goleadora pasa exclusivamente por Kylian Mbappé. Y eso, a esta escala, es peligroso.
Aunque lo visto en los últimos partidos revive fantasmas del pasado, el Real Madrid mantiene su confianza en Xabi Alonso. Sigue líder y entre los 8 primeros de la Champions. No obstante, preocupa que la plantilla involucione. Con la llegada de Xabi se vio rápidamente la mejora en algunos conceptos que tanto demandaban a Ancelotti. Pero ahora da la sensación de que los vicios se imponen al cambio.
Suena la campana
El parón de selecciones llega en buen momento. Xabi podrá dedicar tiempo con su staff a analizar qué está pasando y cómo corregir el rumbo. Nadie cuestiona que es el perfil indicado para liderar la transformación. Hay que decir que, a estas alturas, Mourinho tenía los mismos puntos que Alonso y acabó ganando LaLiga de los récords.
Cierto es que a ese Madrid le sobraba artillería y rara era la jornada en la que no se marcaban 4 o 5 goles. En cualquier caso, es posible que a este equipo le dé para ganar LaLiga a un Barça que tampoco está para tirar cohetes. La duda es si llegará o no lejos en la Champions. El verdadero termómetro para la afición más exigente del mundo.
Si el club blanco llevase más de una década sin ganar la Copa de Europa, Valdebebas sería un incendio imposible de apagar. En Barcelona, a la vista está, se conforman con menos. El proyecto está en construcción, pero los plazos no perdonan. En junio llegan las notas y Xabi sabe mejor que nadie que aquí no basta con el aprobado.