Tras la victoria balsámica en el Clásico, la senda del Real Madrid comenzó a abrumarse de piedras. El juego cayó en picado, y a la par los resultados. Los empates, en la casa blanca, son también sinónimo de crisis. Ese bache vino acompañado de un bajón inaudito por parte de Dean Huijsen.
El novel defensa madridista costó 59 millones de euros y comenzó el curso con la etiqueta de jugador diferencial. Pétreo. Seguro. Y catedrático con los pies. En cambio, su mal partido en Anfield –donde perdió 15 balones y falló 14 pases– le nubló. No ha logrado despojarse de las malas sensaciones desde la visita a la ciudad de los Beatles.
«En este club no puedes bajar la intensidad ni un segundo. Cada entrenamiento cuenta y cada partido es una oportunidad para demostrar que mereces estar aquí. En el Madrid si haces un mal partido se genera pánico«, espetó Huijsen en una entrevista concedida a Radio MARCA hace unas semanas.
A mitad de noviembre, Dean acabó el duelo ante el Elche aquejado de unas molestias musculares. A razón de esa dolencia, el internacional con España causó baja en los encuentros frente a Olympiakos, Girona, Athletic Club, Celta de Vigo y Manchester City.
Así las cosas, el central madridista volvió a calzarse las botas en el envite liguero contra el Alavés. En Vitoria sumó un total de 12 minutos. Además, disputó los 90′ en los dos últimos compromisos: Talavera de la Reina y Sevilla. En todos ellos, el malagueño ha presentado fisuras y errores importantes en la defensa.
La Navidad, un paréntesis necesario
El parón navideño ha sido el mejor ansiolítico para Huijsen, que está obligado a mejorar para mantener su condición de titular en el eje de la retaguardia de Xabi Alonso. Pese a los fallos, muchos de ellos lapidarios, el técnico tolosarra ha mantenido fe en él. Con el paso del tiempo irá progresando. Cosas de la edad. Aunque, en Chamartín, conviene solventar las malas dinámicas cuanto antes.