Los blancos volverán a Anfield casi un año después para medirse al Liverpool en un nuevo examen para los de Xabi Alonso
Si algo se le recriminaba al Real Madrid en los últimos meses era la escasa competitividad en partidos contra rivales de máxima exigencia. Las derrotas de la temporada pasada ante equipos como Milan, Liverpool y Arsenal, o los cuatro Clásicos perdidos –incluidas las finales de Copa del Rey y Supercopa– resultaron demoledoras para una afición que se sentía incapaz de ver a su equipo competir de tú a tú frente a sus grandes oponentes.
Con Xabi Alonso ya al mando, las goleadas sufridas ante el PSG –en el Mundial de Clubes– y el Atlético de Madrid abrieron aún más una brecha que el conjunto blanco, para satisfacción de los madridistas, ya ha comenzado a cerrar. El equipo merengue se redimió imponiéndose al FC Barcelona, mostrando una buena imagen y dejando la sensación de que la diferencia en el marcador pudo haber sido incluso mayor.
Tan solo unos días después de vencer a los de Hansi Flick, los blancos volverán a Anfield con el objetivo de redimirse también en la máxima competición intercontinental.
Volver a dominar en Europa, la asignatura pendiente
La victoria en el Clásico da crédito a un equipo que necesita volver a ser avasallador en los partidos de máximo nivel. Pero a los pupilos de Xabi Alonso todavía les queda una asignatura pendiente: volver a dominar en Europa.
Este martes, el Real Madrid volará a Liverpool para verse las caras con el conjunto de Arne Slot. Los Reds, que en el duelo de la temporada pasada se impusieron por 2-0, llegan a este encuentro en uno de sus peores momentos de los últimos años, sumando seis derrotas en los últimos ocho partidos disputados.
A pesar de la enorme inversión realizada en el pasado mercado de fichajes, firmando a futbolistas como Isak, Wirtz, Ekitiké o Frimpong, el equipo se encuentra séptimo en la Premier League, décimo en la fase de liga de la Champions y recientemente eliminado por el Crystal Palace en la Carabao Cup.
Por ello, los merengues tienen ante sí una oportunidad única de volver a imponer su dominio en Europa ante uno de los máximos favoritos para alzarse con la orejona y redimirse así de unas heridas que, poco a poco, comienzan a cicatrizar.