El equipo de Xabi Alonso se mantiene invicto para afrontar su primer gran reto de la temporada en territorio rojiblanco
El inicio de temporada del Real Madrid es envidiable: siete victorias en siete partidos jugados, una de ellas en Champions League y el resto en liga. Además de la puntuación perfecta en la tabla de LaLiga y de liderar la clasificación en solitario, las sensaciones que deja el equipo de Xabi Alonso son inmejorables. El tolosarra ha conseguido tener a prácticamente toda la plantilla concentrada para remar en una misma dirección. El bien común del equipo es lo primero, se acabaron los egos en el vestuario y la rotación comienza a ser clave.
El optimismo reina en Chamartín gracias al pleno de triunfos, pero ahora llega el momento de la verdad. Después de un primer examen en Liga de Campeones en el que tocó remontar contra el Olympique de Marsella, el elenco blanco visita a su eterno rival en lo que será el primer derbi de la era Xabi Alonso.
La unión hace la fuerza
Desde que aterrizó en Madrid, Xabi Alonso tenía claro que había que cambiar muchas cosas. El Mundial de Clubes le sirvió de adaptación y, pese a la escasa pretemporada de la que ha dispuesto, ha conseguido encender al madridismo con resultados y buen juego. El tolosarra ya cuenta con las dos manos los equipos que no han podido quitarle la imbatibilidad a los suyos. Sin duda, una tónica que tiene que continuar. La base del inmediato éxito de este nuevo Real Madrid reside en la unión del grupo. Desde el primer día, Xabi demostró que la meritocracia y la rotación iban a ser dos elementos claves en esta nueva etapa.
Desde dejar a Vinicius en el banquillo hasta confiar en un recién llegado como Mastantuono o rotar en el Ciutat de València pensando en el derbi. Esta dinámica, además del regreso de jugadores lesionados como Bellingham, Camavinga y Endrick, ha hecho que la plantilla vuelva a estar unida y concentrada en un mismo objetivo. Tras una temporada tan gris como la anterior, al Real Madrid le hacían falta resultados y, sobre todo, un cambio de aires basado en un juego convincente. Ese soplo de aire fresco lo ha traído Xabi Alonso con su nueva idea de fútbol: más dominadora con balón, directa en zona de tres cuartos y dirigida hacia lo que exige el fútbol moderno. Esas nuevas ideas y la rotación constante no solo sirven para dosificar esfuerzos o para ganar con solvencia, sino también para generar una ilusión tremenda.
El derbi, un reto mayúsculo
Ahora toca poner en práctica todo lo bueno que ha estado demostrando el Real Madrid durante estas semanas. Esa presión alta, la intensidad tras perder el balón, el dominio con el esférico en los pies, la efectividad ofensiva, el buen estado de forma de jugadores como Mbappé, Tchouaméni o Militao, la contundencia defensiva… Todo eso, pero ahora en un gran escenario como es el Riyadh Air Metropolitano. Es cierto que al Real Madrid se le evalúa por los resultados cada fin de semana, por el juego que despliega e incluso por su actuación en Champions League, pero la cara que ofrece en los grandes partidos de la temporada como este también es fundamental.
La temporada pasada el choque liguero se le atragantó la visita al Metropolitano por culpa de un gol de Marcos Llorente en el descuento. Sin embargo, en Champions los de Ancelotti volvieron a teñir de blanco la capital. De los errores se aprende, de las nuevas etapas se suma y por eso el Real Madrid está más que preparado para dejarlo todo en el césped este sábado. El optimismo es grande, pero los madridistas deben mantener los pies en el suelo. El pleno de victorias está en juego, pero también lo está el honor de vencer al eterno rival. Eso es lo que motiva a los de Xabi Alonso en lo que supone un reto mayúsculo por la tensión, la rivalidad y el contexto de ambos equipos.


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