En el Georgios Karaiskakis, a orillas del Acrópolis, Ferland Mendy disputó sus primeros minutos de la temporada con la camiseta del Real Madrid. Fue una de las novedades de Xabi Alonso en el once titular de cara al encuentro ante el Olympiacos, y el lateral madridista respondió con creces. Dio la talla.
El técnico tolosarra se vio obligado a edificar una defensa poco habitual: Trent, Asencio, Carreras y Mendy. Con esas armas salió el cuadro blanco en la quinta jornada de la fase de liga de la UEFA Champions League. Aunque los de Mendilibar llegaron con asiduidad al área, Ferland mostró su versión de antaño.
Siete meses sin jugar
El pupilo de Xabi apenas concedió. Cuando echa el candado… casi nadie logra sobrepasar su zona. Y eso intentó hacer en tierras helénicas. No aparecía en una alineación desde la final de Copa del Rey en La Cartuja, donde cayó lesionado. Sufrió una rotura del tendón proximal del recto anterior en el cuádriceps derecho.
En la víspera, una vez conocido el once del Real Madrid, la inmensa mayoría del madridismo era muy escéptica con la entrada de Mendy. Existía el temor a que el futbolista hubiera perdido fuelle competitivo. Sin embargo, las dudas quedaron en agua de borrajas en cuanto sonó el pitido inicial del colegiado Michael Oliver.
Ferland Mendy estuvo inconmensurable durante los primeros 45 minutos, e incluso protagonizó una excelsa incursión en dirección a la meta local. Cumplió con la tarea. Tras el receso bajó en cierto grado su rendimiento; en cualquier caso, continuó siendo una figura clave para el equipo merengue, que, en El Pireo, logró tres puntos vitales con vistas al objetivo de afincarse en el top-8. Todos los clubes de gran fuste quieren evitar la eliminatoria de playoff de acceso a los octavos de final.