El defensor francés supera varias lesiones musculares y entrena parcialmente con el equipo seis meses después
Ferland Mendy vuelve a asomar en Valdebebas. Después de acumular distintos problemas musculares desde el mes de abril, el lateral de Meulan ha recibido autorización para reincorporarse parcialmente a los entrenamientos. Lo hace tras medio año en la sombra, alejado del foco y casi olvidado en la planificación deportiva del día a día. Su nombre dejó de sonar. Ayer, por fin, volvió a ser visible.
El club celebra su regreso, pero sin euforia. No hay promesas ni garantías, solo la constatación de que el jugador encara el último peldaño de su recuperación. Nadie olvida que cada intento anterior terminó en recaída. Una vez más, se actuará con cautela.
Ferland Mendy y un regreso lleno de incógnitas
La situación que encuentra Mendy poco tiene que ver con la que dejó. Su larga ausencia obligó al Madrid a mover ficha, y el club reaccionó fichando a Álvaro Carreras este verano. Fue prácticamente un refuerzo de emergencia; una apuesta consciente motivada por la pérdida de confianza en la fiabilidad física del francés de cara a los tramos decisivos de la temporada.
Conviene recordar que Mendy no siempre fue un interrogante físico. Durante varias temporadas llegó a ser pieza clave en noches de Champions y en momentos de máxima exigencia competitiva. Su solidez defensiva fue determinante en eliminatorias de peso, aportando tranquilidad en escenarios donde pocos aguantan el pulso. Precisamente por haber demostrado ese nivel, su caída prolongada duele aún más: el Madrid sabe lo que puede ser con él… pero también lo difícil que es saber si podrá volver a serlo.
Una renovación precipitada
El Real Madrid decidió en verano de 2024 renovar a Ferland Mendy hasta 2027. Una apuesta sorprendente por su duración, teniendo en cuenta que el lateral ya acumulaba antecedentes físicos preocupantes. El club, quizás movido por el miedo a perder patrimonio de mercado o por la confianza en un asentamiento definitivo, se precipitó blindándolo por varias temporadas más. Y ahora, esa firma condiciona cualquier movimiento futuro: no hay margen para vender, ni incentivo para rescindir, ni certezas de que el rendimiento vaya a justificar el contrato.
El escenario actual es incómodo para todas las partes. El Madrid no puede desprenderse fácilmente de un jugador que apenas ha podido utilizar; y Mendy, protegido contractualmente, tiene la responsabilidad de demostrar que aún puede ser útil.