El delantero merengue, Kylian Mbappé, prolonga su espectacular estado de forma con un doblete en San Mamés y hace tambalear una de las cifras de Cristiano Ronaldo
En el Real Madrid hay cifras que se pronuncian con respeto, como si formaran parte de un santuario intocable. Una de ellas es el registro goleador de Cristiano Ronaldo en un año natural, un monumento estadístico casi extraterrestre: 59 goles en 2013 y 58 en 2012. Durante más de una década, ningún jugador logró acercarse realmente a esa dimensión. Hasta ahora. Porque este 2025, Kylian Mbappé ha decidido romper el molde, desafiar a la historia y acercarse al récord con una determinación que solo muestran los elegidos.
El francés ha alcanzado los 56 goles en lo que va de año, y aún tiene cuatro partidos por delante. La posibilidad de superar a Cristiano ya no es un sueño remoto: es una opción real, tangible, que depende únicamente de la continuidad de un nivel que roza la perfección. Sus actuaciones recientes -cuatro encuentros consecutivos con siete goles y dos asistencias- han encendido la sensación de que estamos ante el mejor Mbappé desde su llegada, un futbolista en llamas que ha encontrado su pico competitivo justo cuando el calendario le abre la puerta a la eternidad.
Un estado de forma sobrenatural
Mbappé no solo está marcando, está imponiendo una hegemonía ofensiva que recuerda inevitablemente al dominio que ejercía Cristiano en sus años dorados. Cada vez que toca el balón transmite superioridad, ventaja, hambre. Está más rápido, más preciso y, sobre todo, más decidido a pisar el área con continuidad, renunciando a cualquier duda que pudo acompañar sus primeros meses en el club. Su juego está en un punto de madurez que combina explosividad con una lectura ofensiva impecable: sabe cuándo atacar el espacio, cuándo caer a la izquierda y cuándo rematar en el corazón del área.
Este estado de forma no es casualidad. En los últimos encuentros se ha visto a un Mbappé cómodo en el rol que el Madrid esperaba de él: la referencia total, el alfa del ataque. Ha dejado de dispersarse y se ha convertido en un martillo constante sobre las defensas rivales. El equipo, además, ha encontrado los mecanismos ideales para potenciarlo, ofreciéndole metros, ritmo y una estructura que lo libera del desgaste. Todo eso ha desembocado en una versión desatada del francés, un jugador que vive cada partido como una oportunidad de seguir ampliando su dominio estadístico.
Mbappé desafía a Cristiano
Hasta este año, la cifra de Cristiano era un faro inalcanzable. Ningún delantero había conseguido acercarse siquiera a un margen razonable. Hoy, Mbappé está a tres goles de igualar el segundo mejor registro del portugués y a cuatro de superarlo. Lo que antes era utopía se ha transformado en un escenario probable. Y el contexto acompaña: su estado de forma es el mejor de la temporada, el calendario ofrece rivales exigentes pero vulnerables, y la mentalidad de Mbappé parece haberse asentado en la misma frecuencia competitiva que llevó a Cristiano a dominar Europa durante años.
El madridismo observa esta carrera con una mezcla de ilusión y asombro. Porque si alguien parecía preparado para amenazar un registro tan exclusivo, siempre fue Mbappé. Pero la forma en la que ha acelerado en este tramo final del año ha superado cualquier previsión. No está persiguiendo un récord, está devorándolo. Cada partido lo acerca al libro de oro del club y al mismo tiempo lo reafirma como la superestrella llamada a marcar una era en el Bernabéu.