Quedan poco menos de dos semanas para que se abra el mercado de pases y el Real Madrid ya tiene varias ofertas por futbolistas cuya continuidad a corto plazo no está totalmente asegurada. Uno de los elegidos por la élite futbolística europea para dejar atrás el vestuario del Santiago Bernabéu este mismo verano es Ferland Mendy.
La información publicada por MARCA deja claro que el entorno del ’23’ galo no está de acuerdo con la propuesta enviada desde las oficinas de Valdebebas, por lo que el acuerdo para una hipotética renovación está más lejos que nunca. La idea de prolongar el contrato del lateral zurdo se mantiene, pero ya no es tan imprescindible como antes: tiene la etiqueta de transferible.
Sabiendo a ciencia cierta que las ofertas por un jugador que Carlo Ancelotti considera imprescindible tardarían poco en acumularse en el buzón de la directiva merengue, los máximos responsables del Real Madrid han diseñado la estrategia apropiada para negociar la posible salida del zaguero francés. El primero en comprobarlo ha sido el PSG de Nasser Al-Khelaïfi.
Exigencia insalvable
El mandamás qatarí necesita un golpe de efecto en el mercado… y rápido. Además de haber perdido a Kylian Mbappé como agente libre a manos del Real Madrid, el fichaje de Leny Yoro parece decantarse cada vez más del lado de los negociadores enviados desde el Santiago Bernabéu. Este ‘verano horrible’ que podría padecer el PSG sería más llevadero si los ejecutivos parisinos consiguen quitarle uno de sus futbolistas clave en los éxitos de los últimos seis años: el propio Ferland Mendy.
Ahora bien, arrogarse la ficha del lateral francés será toda una ordalía para el PSG: Florentino Pérez solicita los 250 millones de euros de su cláusula de rescisión para poder cerrar el fichaje sin impedimentos. La voluntad del presidente blanco es clara: no habrá negociación de ningún tipo porque Mendy todavía tiene contrato con el Real Madrid. Tampoco hay intenciones de pasar por alto esa cláusula e intentar rebajarla consiguiendo un acuerdo con un club con el que se mantienen gélidas relaciones institucionales.