El Real Madrid se ha impuesto al Villarreal (3-1) en la octava jornada de la Liga en un partido que se ha disputado en el Santiago Bernabéu y en el que los blancos fueron superiores de principio a fin, aunque no fue hasta la segunda parte cuando el equipo resolvió y sacó adelante el duelo. Vinicius se vistió de héroe y, con dos tantos -el segundo, de penalti, ha dilatado la crítica que se tenían algunos guardados, aunque ha terminado explotando, como es el caso de Toni Freixa.
El ex directivo del Barça, que formó parte de las Directivas de Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep María Bartomeu y ha reconocido de manera explícita los pagos de los culés al ex ‘número dos’ del Colegio Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, ha estallado en la red social X por el arbitraje de Guillermo Cuadra Fernández, que señaló un penalti -claro- de Rafa Marín sobre Vinicius y, además, expulsó a Santiago Mouriño con una doble amarilla en el 76’.
“Es un atraco cada partido. País de pandereta”, escribía Freixa en la red social del pajarito jsuto cuando el Villarreal se quedaba en inferioridad numérica. Muchos le recordaban que nadie en el Barça, y menos él, al formar parte de una cauasi organización criminal que pagaba a otra casta mafiosa -en este caso, el ente que controla el colectivo arbitral-, podían hablar en esos términos; el inicio del Barça en esta Liga, en su relación con los trencillas, está ahí, en la hemeroteca, por si las dudas…
Al terminar el partido, Freixa iba a más y, en catalán, redactaba en X lo siguiente: “Atención culés! Tras el escándalo de arbitraje hoy en el Bernabéu, seamos conscientes de que ganar esta Liga será prácticamente imposible. Y si con estas condiciones a pesar de todo la ganamos, propongo marcha culé. El destino lo decidiremos entre todos por ahí”. El enésimo canto del victimismo, que se siente impune y hace y deshace a su antojo. Pero, por mucho que lo repitan, no se va a convertir en verdad: el Madrid ha tenido un arbitraje correctito y eso siendo generosos, después del penalti clarísimo que sufría Rodrygo.